Mis recuerdos de Luis se refieren a su actuación en el plano internacional, sobre todo en el ámbito de la CIOSL en la década de los noventa cuando coincidí con él en múltiples reuniones del comité ejecutivo de esta Confederación.

En esta época yo estaba en la directiva   de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), y a pesar de ser esta una organización unitaria sin vinculación estatutaria con la CIOSL, tenía una invitación permanente para atender estas reuniones en función de la cooperación existente entre las dos entidades.

Fue  así que  pude ser testigo de la valiosa y comprometida  aportación de Luis al debate que se había abierto en la CIOSL en torno de las nuevas perspectivas del sindicalismo internacional,  al   terminarse  la “guerra fría” con la caída del  muro  de Berlín, y más aún, frente a los fuertes desafíos a las condiciones  sociales y a los  derechos de los trabajadores(ras)  como efecto del proceso de globalización neo-liberal que en aquel entonces ya  empezaban a concretarse.

En sus intervenciones, Luis apostaba  no solo a un cambio profundo en la estrategia sindical (el llamado sindicato socio-político) sino también en la estructuración  del  mismo movimiento  sindical mundial en función de un mayor  protagonismo de los sindicatos del Sur  en la construcción de una efectiva  solidaridad  y capacidad de  acción  a nivel global

Me he dado cuenta una vez más del carácter innovador  de la  visión de Luis volviendo a leer un libro publicado  en mi país  hace veinte  años  bajo el título  “Norte Sur: trabajo, derechos, sindicato en el mundo”, que relata un intenso diálogo entre  el mismo Luis y Bruno Trentin, antiguo secretario general  de la CGIL y reconocido líder  del  sindicalismo  italiano en su conjunto.

Por esto, sigo pensando que en su momento la fallida candidatura de Luis a la Secretaría General de la CIOSL fue una oportunidad perdida. Al mismo tiempo, todavía creo que su mensaje guarde  significado e importancia  en la actualidad para animar la lucha  hacia el  “objetivo  de un gobierno democrático de la economía globalizada,  en favor de los   intereses del  trabajo  que  se consideran superiores aquellos del capital” como  resulta de la Carta fundacional de la reunificada Confederación  Internacional de Sindicatos (CSI).

Un objetivo plenamente conforme a los planteamientos de Luis.

Emilio Gabaglio, Roma, septiembre 2018.

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