Conocí a Luis Anderson cuando visitó a FAECYS, mi organización, en 1992. Por entonces, la CGTRA todavía no estaba afiliada a la ORIT, aunque Saul Ubaldini y Guerino Andreoni, cabezas de las dos CGT de esos años lo habían solicitado, y la CIOSL postergaba la decisión hasta que se alcanzara la unificación.
Es que el gremio de comercio, junto con los municipales, fueron durante largos años quienes representaban al sindicalismo argentino en la ORIT.
En ese año, realizamos el primer seminario sobre informalidad, tema relevante para los gremios de comercio.
A partir de 1994, cuando FAECYS queda a cargo de la Secretaria de Capacitación en CGT, y en este marco ponemos en marcha el Instituto Arturo Jauretche (que había sido incorporado al estatuto dos años antes), Anderson apoyó la nueva iniciativa desde su “hombre” en la OIT, el costarricense Gerardo Castillo, que era encargado de relaciones con los trabajadores en la Oficina de OIT en Santiago de Chile.
Recuerdo en particular el primer taller sobre trabajo infantil, en 1995, en que el propio Luis estuvo presente, con una permanente sonrisa por el gusto que le daba el tema, que le tocaba de cerca. Ese taller facilitó que CGTRA estuviera bien representado en la Cumbre Regional sobre ese tema en Santo Domingo. En realidad, la CGTRA se había adelantado con acciones en 1988.
Anderson era de una relación franca y directa, con su mirada inquisitiva buscando una complicidad cara a cara, a veces reforzada por un Johnny Walker etiqueta negra.
En esos años, acompañamos a ORIT en sus Congresos (Toronto, Santo Domingo, Washington), yo en lo personal estuve en el segundo, de gran relieve, al que asistió como invitado especial Lorenzo Miguel, llevado por quien era, a la sazón, secretario de internacionales, el Barba Gutiérrez. También fuimos partícipes del proceso de elaboración de estrategias educativas regionales.
Pero, ya cerca de su muerte, el episodio más notable de la relación de Anderson con el sindicalismo argentino fue la Conferencia “Deuda externa y desarrollo. Veinte años después”, en el difícil 2002, a la salida de la hiperinflación. Con ello, Anderson quiso hacer un puente con un evento similar realizado en 1986, durante el gobierno de Alfonsín, ahora en una situación más grave, que sería el escenario para el ciclo kirchnerista iniciado al año siguiente.
En esta actividad FAECYS fue protagónica, al ceder Parque Norte, lo que permitió la asistencia de más de mil dirigentes. Por CGT, la figura estelar fue Rodolfo Daer, desde su cargo de secretario general.
Todavía, en agosto del año siguiente, acompañamos a Luis y a ORIT en una actividad importante de planificación en Buenos Aires. Comenzaba a prepararse el Congreso de 2005, y estaba sobre la mesa la idea de que se realizara en Buenos Aires, en reconocimiento del éxito de la Conferencia del año anterior. La muerte de Anderson trajo un replanteo, y el Congreso se hizo en Brasil.
Pero en esa oportunidad, la imagen más fuerte que me ha quedado de Luis es la de un domingo de descanso, en la Feria de Mataderos, donde gozaba como nadie la fiesta popular (“peronista”, podría decirse), ya en el inicio de un nuevo ciclo político que presentaba buenas expectativas. El propio Anderson mostró su esperanza que el país mejorara, durante una visita al Ministro de Trabajo Tomada.
Buenos recuerdos de un dirigente de fuste.
Oscar Nieva. Agosto 2018.